LILITH HA VUELTO

      Tomamos como a nuestra abanderada a Lilith, la primera mujer de Adán que fue creada como él del barro y que, por lo tanto, no se contentó con la posición subyugada que pretendían de ella. Demasiado activa en todos los aspectos, fue expulsada y desterrada al infierno. Pero todas/os llevamos a Lilith dentro...
Hay que comprometerse y, sobre todo en algo que nos gusta tanto como el cine y que tanto influye consciente e inconscientemente; tenemos que cuestionarnos lo que nos ponen delante sin creernos que es así sólo porque nos lo digan, debemos plantear preguntas aunque no tengamos todavía las respuestas, porque esa es una manera como cualquier otra de enfrentarse a aquello que no nos gusta y, sobre todo, tomar partido y opinar.

Rosa Crego      

 

SOBRE LA LINTERNA ROJA


      Es evidente que Zhang Yimou siente una especial predilección por las mujeres a la hora de realizar sus películas.       De hecho, en todas ellas, el personaje que lleva el peso de la historia es una mujer, siempre resuelta que lucha por aquello que quiere conseguir. Él mismo afirma que le interesa tanto el mundo femenino precisamente porque él no es mujer, lo observa como algo que descubrir. Pero no es sólo eso. Las mujeres del universo fílmico de Yimou, no sólo se representan a sí mismas, sino que, en cierta manera, también representan a la misma China, su espíritu, su evolución, sus inseguridades y su fuerza.

      Aunque todas sus películas están ambientadas en China y tratan sobre su cultura y sus peculiaridades, esto no es traba para que estas historias se extrapolen fácilmente y todos las podamos entender y disfrutar.

      LA LINTERNA ROJA se puede considerar la tercera de una trilogía formada además por SORGO ROJO y JU DOU, SEMILLA DE CRISANTEMO, las tres protagonizadas por Gong Li y ambientadas en las primeras décadas del siglo XX. Obtuvo en Venecia un León de Plata, el premio Fipresi y el Premio Elvira Notari; en Valladolid, el Premio a Mejor Fotografía; y estuvo nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera.

      LA LINTERNA ROJA armoniza de forma exquisita unas imágenes brillantes, equilibradas y sosegadas, de cuidada ambientación y fotografía, con la densidad de las pasiones que muestran, donde los personajes, perfectamente definidos, se nos van descubriendo poco a poco. Yimou posee un ritmo tranquilo que combina los primeros planos con planos generales, y que siente cierto disfrute viendo las cosas frontalmente.

      La película nos muestra la vida de las cuatro esposas de un hombre rico que viven en una gran casa. El hombre es el dueño y señor y las mujeres son de su propiedad. Él manda y ellas tienen que obedecer. Pero LA LINTERNA ROJA no sólo nos muestra la opresión de estas mujeres encerradas en una especie de cárcel, sino que va más allá y vemos las mezquindades de que son capaces estas personas que, en vez de solidarizarse ante un enemigo común y ayudarse las unas a las otras, luchan de forma sutil y deleznable, haciéndose daño, para detentar el número uno de preferencia ante su amo. Esas cuatro paredes, este patio interior, típico de las casas chinas, se convierten en un microuniverso -que no quiere saber que fuera hay otras alternativas- en el que hasta el más pequeño detalle adquiere la mayor relevancia, donde priman las falsas apariencias y las "puñaladas por la espalda".

       Las protagonistas de las dos anteriores películas -SORGO ROJO y SEMILLA DE CRISANTEMO- deciden luchar y convertirse en dueñas de su destino. Pero Songlian decide acatar las leyes de la sociedad feudal y, por tanto, sufrir. La determinación con la que nos dice que se va a casar en un primer plano que parece que mira a cámara y, por lo tanto, a nosotros pero, que si observamos un poco, vemos esa mirada perdida de ensimismamiento que deja traslucir que no ve a nadie, que se está imaginando en futuro que le espera, un futuro nada complaciente, pero que ella cree que va a poder variar con su tenacidad e inteligencia. Finalmente, las lágrimas corren por su rostro una vez confirma su decisión a su madrastra. "Es el destino de las mujeres." Nos está diciendo, no lo quiero hacer, pero en la situación en la que me encuentro, no veo otra salida. Y puesta a elegir, prefiere ser la concubina de un hombre rico a la esposa de un hombre pobre.

      Nada más llegar a la casa de su marido y, a partir de ahora Amo como lo llaman todas sus esposas, observamos el primer signo de rebeldía al no aceptar la silla nupcial que le mandan. El criado con el que se encuentra a su llegada, al comentárselo, recibe como respuesta: "He preferido andar".

      Una vez más, cuando el criado la lleva hasta el altar de los antepasados y le dice que se arrodille, ella lo ignora.

       Todas las noches, está establecida la costumbre de que todas las Damas salgan al patio y esperen la decisión del Amo de con cual de ellas va a pasar la noche. Un criado coloca una linterna roja delante de los aposentos de la concubina que gozará de los favores del Señor. Una costumbre que, además de humillante, refuerza el sentimiento de hostilidad entre ellas, porque esa linterna también tiene un segundo mensaje y es para las no elegidas, las rechazadas públicamente. Esto genera un profundo resentimiento entre ellas, ya que esa linterna significa poder, el único que pueden conseguir; hasta los criados son conscientes de ese hecho despreciando y restándole autoridad a aquella Dama que, durante tiempo, no consiga -mediante argucias, como vemos a lo largo de la película- que la linterna se pare delante de su puerta.

      Songlian pronto descubre que se encuentra dentro de una guerra no declarada, en la que cada una lucha con lo que puede. Elige la sumisión dentro del sistema, decidiendo participar en un juego por el poder, para llegar a ser la favorita del hombre todopoderoso. Urde un plan que culmina en fracaso, le hace caer en la desgracia, y, además, provoca la de otra mujer.

      La figura del hombre, del dueño de la casa y también de ellas, no aparece de forma nítida. Es una presencia que siempre sentimos, pero que nunca es explícita. Físicamente lo vemos poco y cuando aparece en pantalla es en planos muy generales, o de espaldas o a través de cortinas. Si tuviéramos que describirle, seríamos incapaces de hacerlo. Y así es, porque así es como ellas sienten su presencia, siempre latente aunque no esté presente.

      Un dato importante, es el hecho de cómo las diferentes concubinas utilizan, mediante engaños, el poder del hombre. Son cómplices del mismo y ayudan a perpetuarlo, siguiendo los intereses más egoistas. Él está siendo utilizado por las mujeres, que son las, que conscientes de las reglas, las utilizan para su provecho.

      La otra figura masculina importante en la historia, más por el papel que desempeña, que por la importancia que tiene dentro de la trama, es el hijo mayor del esposo, al que llaman Joven Maestro. Representa a la nueva generación, menos apegada a las tradiciones y que deja que las mujeres miren de frente, es decir, que dejen esa posición de sumisión que está representada en la mirada baja. En la película esta figura y Songlian sólo se encuentran en dos ocasiones, pero podemos observar que sienten cierta atracción el uno hacia el otro. Para ella, quizás representa la libertad que tuvo en la universidad y que añora. Para él, quizás sólo es atracción física, quizás es lástima al conocer su destino. Pero él es cobarde, puede que no esté de acuerdo con las tradiciones que está representada en la figura de su padre, pero no es capaz de enfrentarse a la tradición y menos por una persona que no sea él mismo. En su segundo encuentro, casi al final, ella pronuncia su nombre, y por el tono de su voz y su mirada suplicante sabemos que le está pidiendo ayuda desesperadamente para salir de la situación que es como un agujero en la que está cayendo en espiral. Pero él, sin ser capaz de mirarle a la cara, sale de la estancia huyendo de esa súplica.

      Poco después contempla impasible el escándalo que provoca la borrachera de ella y que desencadenará la tragedia. Parece apenado por todo lo que está sucediendo pero no hace nada para remediarlo. Este comportamiento le convierte en cómplice de los acontecimientos.

      La muerte de la cantante de ópera a manos de los criados de la casa, demuestra hasta qué punto las mujeres eran un objeto y una posesión del hombre al que, con razón llamaban amo.

      La belleza con la que Yimou relata la ejecución, siempre fuera de campo, vista a través de los ojos de Songlian, magnifica el horror del acto. Significativo es, también, el hecho de que los hombres salgan corriendo después de cometer el asesinato.

      "Estás loca. Has perdido el juicio", le dice el esposo a Songlian cuando ella después de observarlo todo, es incapaz de decir otra cosa que no sea: "asesinos, asesinos".

      Durante siglos, la locura ha significado, para aquellas mujeres que no fueron capaces de afrontar la crudeza de la situación que vivieron en un medio que les era hostil, la única salida. Y después del alcohol, que no le sirvió de mucho a la Cuarta Dama, porque después de que pasen los efectos de la borrachera, tiene que afrontar otra vez la realidad, cae en la locura como única vía de escape ante el horror que ha presenciado y del que se sabe, en parte, responsable.

      También bellísimo el homenaje que Songlian le hace a la cantante encendiendo todas las luces de su casa y poniendo sus discos de canciones, haciendo creer a los criados que el fantasma de la muerta ha vuelto para atormentarlos.

Rosa Crego